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Dialogar, reflexionar, narrar

La sospecha epistémica

La sospecha epistémica

(Escrito el 6 de diciembre)

 

Creo que aún sigue muy vigente en varios contextos de formación la premisa o el principio de que la enseñanza provoca el aprendizaje. Pero sabemos que un principio de la “sospecha epistémica” es que la enseñanza no equivale al  aprendizaje, las intenciones no siempre se corresponden con las prácticas, ni que un buen curriculum (sea programa, plan de estudio, guía docente) genera una buena práctica y unos buenos resultados. Esto que asumimos como algo esencial no siempre está de un modo “consciente” en el hacer docente.

 

Como bien señala Gimeno (2005) con esto no es que se menosprecie la enseñanza, ni que haya que sustituirla sino que la validez de la enseñanza encuentra su prueba de contraste y justificación en el aprendizaje.  Aprender es en definitiva la meta. De allí que la enseñanza tiene que orientarse a provocar, enriquecer, generar, sistematizar la experiencia del aprendiz. Tiene una clara finalidad, y un componente directo de ejercer en el otro, una influencia. Tanto es así que sin alguien que aprenda la enseñanza no tiene sentido. Por ello más que poner el acento en la calidad de la enseñanza (no porque no importe, sino porque desvía la atención) interesa analizar  la “calidad del aprendizaje”. En ella tiene mucho que ver la situación y el entorno que se ha generado para favorecer esa calidad.

 

Si esto es así cambia el eje del proceso enseñar-aprender, ya no está en la enseñanza entendida como transmisión de conocimiento, ni exclusivamente el dominio del contenido por parte del transmisor sino en la capacidad del estudiante de construir ese conocimiento, de incorporarlo significativamente, transformarlo, reconstruirlo y producir nuevo conocimiento. Y esto se logra en la calidad del proceso. Si esto es así no tiene sentido centrar solo la enseñanza en NARRAR (explicar, contar el contenido) ni como señala Finkel en la ecuación dar clase=narrar. En la base de este modo de entender la enseñanza se genera la reducción del conocimiento a la información. Y esto  es bastante propio del enfoque como reproducción o transmisión. Para que la información se convierta en un saber incorporado hay que provocar un aprendizaje relevante: ello supone integrar el contexto de producción del conocimiento con su utilización y transferencia. Implica reconstruir esquemas habituales mediante integración de saberes y no mediante una yuxtaposición. Supone un ambiente de vivencia experiencial y social. Claro, esto es mucho más complejo que “narrar”

 

Hemos comprobado en diversas experiencias que este enfoque persiste muy fuertemente por la identificación de la identidad del docente con “el contenido” con la transmisión, la transmisión con la explicación, “contar un contenido”, con seguir una única lógica y única secuencia. El profesor se percibe como proveedor de conocimiento, como experto en una materia. Y es en base a ello que construye su identidad profesional.  Por ello, este dominio y transmisión le da seguridad, “autoeficacia”.. Cómo indica Hargreaves la identidad del área de conocimiento, disciplina, pasa a formar parte de su identidad personal.  Pensar de otro modo, relacionarse con la enseñanza desde otra perspectiva implica muchas veces desajustes y desequilibrios. Se percibe como una amenaza, la persona se siente vulnerable y tiene que gestionar la incertidumbre. No es fácil por tanto mostrar que hay otras alternativas cuando se quiere que el estudiante aprenda a través de la comprensión y construcción de conocimientos

 

La responsabilidad del enseñante, está en brindar todas las oportunidades para que el estudiante aprenda, en diseñar y generar entornos ricos, diversos, sustanciosos. Y reconocer, desde luego, que el aprendizaje es personal, voluntario… requiere curiosidad intelectual, tiempo para pensar, procesar información, reflexionar. Hay que recordar que aprendemos por que no sabemos eso que queremos aprender. Tenemos que construir ese aprendizaje, o reconstruir algo para volver a reconstruir, completar, enriquecer, ampliar, profundizar.  Ya lo decía Freire aprender/estudiar es una tarea difícil, no se trata de consumir ideas sino de crearlas y recrearlas, es díficil pero muy gratificante.

 

El conocimiento no es algo que se trasvase, se absorba, se consuma, no es algo estático, acabado, cosificado, exento de conflicto sino que es conflictivo, en constante evolución, controvertido,  fruto de una construcción sociohistórica. Es algo que se construye y reconstruye, que se desarrolla, tiene múltiples aristas y dimensiones. No solo se trata de una construcción cognitiva sino social, interpersonal y afectiva. Es decir, volvemos a la cuestión epistemológica: depende de la forma de entender el conocimiento y como nos relacionamos con él.

 

Esto, nuevamente no significa  que el contenido no importe ni que se aprendan habilidades o capacidades en el vacío, ni instrumentos o procedimientos sin contenidos, siempre se opera sobre “algo” un contenido. Pero este no es un fin en si mismo no es la meta sino  los conocimientos son “nutrientes de las capacidades”. Son las fuentes a las que apelar para resolver problemas…

 

Todas estas cuestiones han surgido insistentemente en mis clases el mes de noviembre, ya sea en  la licenciatura, en el postgrado o en la discusión de grupos de innovación. No creo que sea casualidad sino quizás es fruto del “descoloque” en algunos casos, y en otros, se deba a ciertas transiciones hacia asumir otro tipo de relación epistemológica con el conocimiento y con la enseñanza, pero desde la postura o el posicionamiento del aprendiz.. Es decir, que no sabe, por eso lo aprende, no lo domina, no ha instaurado su seguridad en “el dominio o expertez de algo”. Tiene que enfrentarse a algo incierto, impredecible, abierto.

 

Otra cuestión recurrente ha sido la relación proceso-producto. Y cómo percibe la relación, o el falso dilema si centrarse en el proceso o el producto. Pero esto ya de para otra reflexión. Continuará……

4 comentarios

Teresa -

No esperaba encontrarte en las Jornadas, bueno a decir verdad no esperaba encontrar a nadie excepto a Rosa. Me invitó a asistir a una ponencia que daba ella sobre su experiencia en la cárcel y yo no pregunté más.
Y nuevamente me sorprendo gratamente escuchándote. Siempre es un placer. Recuerdo la primera vez que te oí. Fue en la experiencia del trabajo interdisciplinar que hicimos en el año 2008 sobre la asignatura de “Educación para la ciudadanía: Diseño, Teorías e Infancia”. ¡Tienes las ideas tan claras de lo que debe ser la enseñanza, el aprendizaje, la innovación¡
Y voy a tu blog. Quiero leer, aprender más cosas tuyas. Y me encuentro con estos dos últimos textos que leo casi con emoción.
“….. la enseñanza tiene que orientarse a provocar, enriquecer, generar, sistematizar la experiencia del aprendiz….”
Y me recuerdo hace aproximadamente dos semanas en clase con un alumno con dificultades diciéndome muy enfadado “profe, esto de las ecuaciones es una……., no sirven para nada, no vas a ir por la calle nunca haciendo ecuaciones….”. Le intenté hacer ver que con su actitud de negación no iba a poder acceder al aprendizaje. Pero fue duro y casi imposible. Él tenía razón. No veía utilidad ni funcionalidad al aprendizaje y por lo tanto no lo quería acometer. Mi enseñanza iba en la dirección de enriquecer, generar, provocar…, pero no lo conseguí. Hay que decir que mis alumnos tienen muchas dificultades y carencias (y no solo a nivel académico sino afectivas, sociales, etc) que en muchas ocasiones les privan del poder colocarse en situación favorable al aprendizaje.
Pero lo que quiero destacar es el hecho de cuán fácilmente olvidamos eso que tú planteas de que no es sólo importante plantear una enseñanza de calidad sino trabajar para que el entorno posibilite un aprendizaje de calidad, para que el alumno sea capaz de construir su aprendizaje, de desarrollar las competencias que deseamos potenciar, estimular o favorecer. De ahí cuán importante es el proceso.
Con cuánta facilidad, en el día a día olvidamos el proceso por estar tan pendientes del producto final. Creo que debería ser como un mantra que nos repitiéramos día a día los enseñantes: CENTRARME EN EL PROCESO om om, om.
Seguiría escribiendo más ideas que me sugieren tus escritos, pero no quiero alargarme. Lo dejo para otra ocasión
Un abrazo
Teresa

Leonor -

gracias Paloma y Alejandro, además porque tenéis elementos extra para enriquecer el análisis y el debate con ls aportes Jhon, espero podamos discturilo en algún espacio. Me gustó la relación con los órdenes de conciencia... tendremos que ser conscientes de como contribuir a generar esos entornos para avanzar en estos niveles... y por supuesto nosotros mismos como aprendices. Me ha parecido interesante, Alejandro ya lo hace... lo de continuar aprendiendo por otras vías, como podrían ser estas reflexiones... tal vez allí encuentre un sentido más profundo esto de seguir aprendiendo....

Paloma -

Hola Leonor

En estos momentos, especialmente, me encuentro situada en la posición del aprendiz a la que aludes en tu escrito.

Tras tu influencia, el aprendizaje, para mi, se torna amplio, incompleto, posible...y creo que es consecuencia de vivirlo más como proceso que como producto ó de experimentarlo en un continuo fractal de esos que no gustan tanto... aprendizaje-proceso-producto y a la inversa, pequeños productos generados por procesos que van integrándose a nuestros aprendizajes para generar nuevas secuencias indefinidamente( en el mejor de los casos)

En el curso de Jhon McWhirter "El Arte y la Ciencia de la Enseñanza y el Aprendizaje Efectivos" constaté, una vez más, que el proceso de integrar el aprendizaje del modo que tú señalas, "aprendizaje relevante" que ayude a "reconstruir esquemas habituales mediante integración de saberes y no mera yuxtaposición", es un proceso, en mi caso, lento o más lento de lo que mi me gustaría ( posiblemente influida por una larga trayectoria de mirar los resultados),que requiere de muchas idas y venidas. Construir en terrenos dinámicos es más complicado que en estáticos. Los materiales para apuntalar los cimientos constituyen la base de la solidez y hay que ser un experto en "materiales" en "cimientos" y en "solidez" siempre abierto a nuevas consideraciones de los mismos.Complejo y estimulante.

Creo que sobre este particular voy desarrollando una consciencia acerca de mí aprender a aprender... de esa competencia singular en cada uno de los aprendices.

Coincido también en que generar los contextos es nuestra labor y estar presentes durante su desarrollo, ya que en los contextos dinámicos se facilita la construcción de los aprendizajes. No hay nada escrito. Todo es fresco y genuino.

Caramba... creo que al dejar el proceso abierto (tras haber sido alumna tuya el curso anterior) me permite seguir construyendo, desde tu escrito, aprendiendo contigo, "recursivamente" y es ahora cuando tengo que enfrentarme a nuevas reflexiones u otros requerimientos que constaten mis aprendizajes desde distintas epistemologías del mismo, cuando también, reafirmo mis epistemologías y me las cuestiono.
Recuerdo ahora, otra semilla que sembró un profesor mío sobre los desajustes, desequilibrios y conflictos como oportunidades de desarrollar nuevos órdenes de conciencia acordes con el individuo que somos, los roles que ejercemos, la sociedad en que nos movemos y los principios que nos guían.



Gracias por estos artículos que estimulan mi competencia de aprender a pensar y que nos has dejado como regalo de Reyes.

Feliz y fructífero Año Nuevo.

Paloma

Alejandro -

Hola Leo

Uf¡¡¡ menuda síntesis has hecho con este escrito, ha valido la pena esperar.

Me surgían muchas imágenes que daban sentido a lo que iba leyendo, sobre todo situaciones vividas contigo en ciertas clases a las que aludes ;)

Me gusta lo de sospecha epistémica, sobre todo centrarlo como un asunto epistemológico, de ahí la complejidad de introducir cambios a ese nivel, sobre todo cuando hay identificaciones de por medio.

Creo que le vamos a sacar mucho partido a este texto.

Me conecta también con mi curiosidad por calibrar el aprendizaje de todos nuestros alumnos, sobre todo en estas fechas en las que estamos. A partir de ahí veremos cuál fue la calidad de nuestro proceso de enseñanza. Interesante que esa frase la resaltaras en negrita, ja...

Un saludo

Alejandro