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Dialogar, reflexionar, narrar

Dos caras de la misma moneda

Dos caras de la misma moneda

 

En relación al tema del IV Encuentro en Docencia Universitaria, Dejar hablar al alumnado, había preparado unas reflexiones para apoyar a nuestros estudiantes en la realización de su comunicación… pero llega más tarde. Son ideas escritas antes de, no las he modificado….

 

Al leer a Don Finkel para realizar la justificación del Encuentro pensé que nuestra tarea se conectaba a un principio que señala este autor como características de una buena docencia. Y éste es “crear aquellas circunstancias que conducen al aprendizaje relevante en terceras personas”.

 

Creo que en nuestra experiencia de las dos asignaturas compartidas nos hemos preocupado de brindar esas oportunidades, hemos sido mediadores, y lo que teníamos claro fue la finalidad: " que los alumnos aprendan, pero no de cualquier modo, sino que desarrollen un aprendizaje relevante".

Finkel habla de circunstancias, entendidas como condiciones para el aprendizaje. En definitiva, podemos interpretarlas ¿en cómo crear o diseñar entornos de aprendizaje?.

 

Siguiendo la metáfora del autor, en nuestro caso reducimos la opción de “dar clase narrando”, y no porque no haya que narrar o que explicar, sino por que no “contamos” lo que se supone deben saber  nuestros alumnos sino que hablamos para introducir, sugerir; iniciar la exploración de un tema-idea, presentar un esquema, la relación de ideas, explicar lo que puede contribuir a reconstruir conocimientos.  Asumimos, conscientemente,  la opción de  “dar clase con la boca cerrada” entendiendo ésta como forma alternativa de enseñar, de crear esas circunstancias o  de brindar esas oportunidad para el aprendizaje.

 

¿Qué supone para el profesorado y el alumnado asumir estas formas alternativas?

 

Para el profesorado supone diseñar entonos de enseñanza centrados en la indagación. Es decir, pensar  problemas atractivos, actuales, diseñar estrategias para comprenderlos, explorarlos y resolverlos. Incorporar prácticas, retroalimentar, animarse a perder el control de la clase, estar cómodo con la incertidumbre.

 

Existe una fase paralela muy importante a las clases presenciales o a los encuentros interactivos (presenciales o virtuales). Fase en la que invertimos con mucho cuidado en  la selección de la bibliografía, en los recursos y herramientas que utilizaremos para la mediación del aprendizaje, en la secuenciación de temas, ideas. No solo antes de… sino durante las clases.  Existe un tiempo para el seguimiento y la retroalmentación, para compartir entre nosotros  dudas, estrategias, modos de hacer y pensar (los que estamos participando de la experiencia de compartir clases o “alumnos”).  Y también invertimos en un tiempo para la reflexión: qué han aprendido, cómo podemos mejorar, qué es importante mantener, qué otras cuestiones nos sugieren nuestros propios alumnos, por qué no incluímos alguna situación o por qué actuamos de alguna manera determinada,  en qué podemos explorar el curso siguiente, …….por qué algunos estudiantes responden de modo diferente a las asignaturas, en qué coincidimos y en qué no…. Por qué.

 

Sin duda utilizamos diversas estrategias, según el tema, el momento, el grupo, nuestros principios. Es por ello que pensamos en valiosas estrategias como pro ejemplo dejar hablar a los libros, el  desafío de preguntas y debates,  el  contraste de ideas a través de algunas dinámicas. La necesidad de generar interés o crear misterio (eso especialmente se le da muy bien a Alejandro).

 

También encontramos otra coincidencia que señalaba Finkel estar dos en la clase, en nuestra experiencia le añadimos sin saber del contenido. Este compartir actividades comunes como la del análisis del film “La clase” o simplemente asistir a la clase del otro y “estar callados”, dejar hablar al alumnado, aprender de procesos y estrategias,  ser faros en el sentido de dirigir atención a alguna pregunta, interrogante, reflexión.

 

Podemos dejar que hablen los estudiantes a través de seminarios  conjuntos en la clase, o en pequeños grupos. Pero también somos consientes de la necesidad de la mediación de la escritura, de allí nuestra insistencia en los diarios reflexivos.

 

Al alumnado le supone implicación, compromiso, curiosidad intelectual, tiempo para pensar, reflexionar, comprender. Puede actuar libremente según su grado de compromiso o responsabilidad… puede explorar hasta donde se anime, nos puede sorprender, aportar, y ayudar a este proceso de aprendizaje constante y colaborativo. En algunos casos el descoloque es fuerte y necesita su tiempo para recolocarse…. más allá del cuatrimestre, a veces más allá del curso pero tiene “la vivencia” para hacerlo, tiene la oportunidad para “volver”  para continuar.

 

Pero lo interesante es que no podemos hablar de “alumnado” como categoría, porque son personas con su biografía,  sus preconcepciones, sus expectativas, sus miedos, su potencialidad …. son otras personas con las que podemos interactuar en clase y fuera de ella, y en esa interacción todos ganamos si como señalábamos en otro diario pensamos en “los otros como recursos” tal y como Ann Edwards nos ayuda a repensar.

Entonces está claro que es importante dejar hablar al alumnado y qué es fundamental también llenar de contenido sustancioso y relevante ese hablar…… y volvemos al proceso y su riqueza… si conquistamos esos espacios, si todos nos convertimos en audiencia, entre todos podemos reconstruir el conocimiento y aprender. Y es el único modo de que las competencias se desarrollen en la acción porque debatimos y exponemos ideas, argumentamos, “toleramos discrepancias”,  nos posicionamos en un conflicto de ideas e intereses, respetamos, trabajamos colaborativamente.

 

Ahora añado:  esto que se supone teórico o escrito desde la voz de la profesora… se ha llenado de sustancia cuando hemos dejado hablar al alumnado y expresar su aprendizaje de un modo diferente a lo habitual. Aquí también hemos ganado en coherencia…

3 comentarios

Miriam -

Hola Leonor.

Suscribo lo que comenta Carmen y nuestros comentarios por lo “bajini” ;)

Me ha encantado leer este post porque he podido rememorar las clases, pero desde otra perspectiva, desde la vuestra.
Ha sido curioso cómo he podido percibir el proceso menos sujeta a él al poder ir contrastando nuestro paso por las asignaturas y vuestra implicación en ellas.

La estrategia de crear misterio ha sido genial para que pudiésemos movernos, porque da pie a ello, a indagar, leer, buscar, pensar… y si para ello contamos con instrumentos como los blogs, los artículos, las dinámicas de clase… tanto mejor.

Como profesores habéis tenido que arriesgar. Supongo que animarse a perder el control de la clase y no perderlo y aprender a estar cómodo con la incertidumbre, no ha tenido que ser tarea fácil. Pero si finalmente han hecho que tanto proceso como resultado sean coherentes, da pie a reflexionar sobre el grado de compromiso e implicación que crea el alumno ante estos entornos de enseñanza.

Muchas gracias por este post tan enriquecedor.
Un abrazo

Carmenchu -

Hola Leonor:

Gracias por haber escrito esto ,..¡me encanta¡.

Puedo asegurarte que echamos mucho de menos este tipo de clases. Se nota mucho en el lenguaje no verbal del alumnado.

¡¡Las clases son más vivas así, todo es más vibrante..¡¡

Hoy pensaba mucho en el aula, lo de dar clase con la boca cerrada , (le comentaba a Mirian,..),Ahora hablamos mucho más por lo -bajini-..En tus clases no teniamos que recurrir a este mecanismo.

Seguimos en el proceso del aprendizaje relevante y de ahí no pensamos apearnos, porque hemos vivenciado en una cuotas altas de magnitud, donde lleva..y lo competente que nos hace.

Leer lecturas tan actuales, llenas de procedimientos y actitudes ha sido un aprendizaje hológrafico,que hecho a faltar.

Sigo manteniéndome, gracias al blog, sin parar de escribir, es una continuidad de un proceso valioso, que espero y deseo no se pare. -Trabajando la inspiración-.

Todos hemos ganado y seguiremos apostando por esta calidad educativa y humana.

Un abrazo

Paloma -

Leonor...volveré a leer este sustancionso artículo para sacarle más partido.

Lo cierto es que según leía asociaba tus palabras a la transición de estudiante a profesional.

En mi caso, algo que aprecié y destaqué en mi autoevaluación fue: como notaba que había estado mirando con ojos de maestra y empezaba a cambiar para ser visto con ojos de orientadora o alternar ambas miradas.

Creo, que cuando se propician ambientes de intercambio y reflexión va desarrollándose, además, esta consciencia.

Me pregunto si en disciplinas como Derecho, Políticas o Medicina por poner un ejemplo, se tiene en cuenta que el alumnado ha de manejarse en el contenido e ir definiendo también su personalidad como profesional atendiendo a sus reflexiones y tendencias.

En fin, aprovechando la oportunidad de "nuestros encuentros"( virtuales y reales), dejo aquí mi voz en forma de escrito pero sigo con mis pensamientos que se enriquecerán, seguro, con las ideas expresadas por otros.

Gracias.

Paloma